Historias, relatos breves de laburantes del futbol. A veces ser futbolista no es un privilegio...

martes, 26 de marzo de 2013

CAMBIAR DE INTERMEDIARIO COMO DE CALZON

Se dijo siempre que los cambios generan incertidumbre, miedos, entre otras cosas; un gran ejemplo tuvimos los argentinos en los primeros años de la década del 2000, cuando en una semana pasaron por el trono presidencial cinco jefes de estado. Recuerdo que la gente no sabia que hacer, no sabia a quien seguir, no entendía porque tantos cambios; bueno, salvando las distancias y pasando este ejemplo al ambiente del fútbol, fue lo que me sucedió a finales del 2009 en el viejo continente, mas precisamente en el sur de Italia. 
Como les conté en relatos anteriores, me encontraba jugando en el ascenso siciliano en un equipo de tradición en la región, pero que no pasaba el mejor momento económico, pensaba para adentro: “Que casualidad, justo cuando llegó yo”, seguramente muchos se sentirán identificados con esta expresión. 
El momento de buscar otras posibilidades mejores en cuanto a nivel futbolístico y monetario había llegado, hacia unos meses que estaba en regla con los papeles comunitarios, estaba habituado al calcio italiano, por ende buscar otras oportunidades era lo primero que tenia en la lista de prioridades a finales de ese año. 
Lamentablemente, el mal necesario de los intermediarios había que tenerlo cerca, porque se facilitaban muchas cosas. Cuando digo mal necesario, quiero que se entienda de la mejor manera; es un metiere que tienen algunos, están en el medio entre los jugadores y los clubes, no son representantes porque no están habilitados por la FIFA u otros temas; entonces solamente te acercan al club, te ofrecen, arreglan el dinero que ganarías mensualmente y una vez firmada la vinculación desaparecen habiendo cobrado su comisión. 
La cantidad de teléfonos anotados en el celular o en papeles perdidos en la billetera como Minguito, eran sorprendentes, entonces había que comenzar a establecer el vínculo lo antes posible, el crédito en el teléfono móvil duraba lo que dura una bandeja con achuras un domingo en familia, pero bueno, había que hacerlo. 
Dicen las estadísticas que de cada diez contactos que se hace, uno da resultado a corto plazo; No quiero exagerar, pero en el transcurso de 48 horas había hablado con no menos de veinte. 
En mi caso la estadística falló, tuve la respuesta de siete, con distintas posibilidades, algunos para firmar directamente en el club correspondiente, otros para hacer dos o tres días de prueba que no es lo deseable, pero vas con la palabra clave que dicen todos "Tranquilo, firmas seguro, ya lo hablé". 
Cuando te dicen eso, seguramente sucede todo lo contrario, la ley de Murphy en este caso funciona a la perfección; 
Entonces, como decía, siete fueron los que propusieron cosas, había que elegir uno primero, las propuestas eran muy parecidas, por lo que la intuición jugaba un factor preponderante, pero bueno no era, ese sexto sentido, el que mejor me funcionaba por esos tiempos. Créanme que la cabeza en esos días te explota, la incertidumbre se apodera del cien por ciento de tu ser, no se piensa en otra cosa, mas que en tratar de elegir de la mejor manera y que dios ponga su cuota de ayuda (en esos momentos hasta el mas ateo del mundo le pide una mano). 
Lo que un intermediario te había dicho minutos antes, en un abrir y cerrar de ojos, podía cambiar, para bien o para mal por eso, que tampoco había que relajarse una vez que se había terminado de hablar con alguno de ellos. 
El tema es que entre ellos se conocen, él mundo es un pañuelo dicen y mas el del fútbol, todo se sabe, todos se conocen, a la larga o a la corta, la verdad termina jugando de titular, es mas, le dan la cinta de capitán. 
Es por ello, que con la experiencia vivida me tomo el atrevimiento de aconsejarle al que esté leyendo esta historia, que vaya siempre con sinceridad y de frente, para evitar inconvenientes futuros. 
Las cosas se me empezaron a complicar, porque algunos de estos intermediarios me preguntaban si solamente estaba a la espera de sus posibilidades, por lo que obtenían como respuesta un si rotundo, por miedo a que no se comprometan por completo con la causa. La realidad es que varios comenzaron a saber que, no solo sus servicios esperaba, por lo que algunos reclamos no tardaron en llegar a mis oídos; reclamos que se pueden analizar por horas, bajo distintos puntos de vista pero no vienen al caso. 
Solamente puedo decir que la desesperación y el apuro, cuando se está a la espera de un club, lo hacen a uno pasar por varios estados emocionales, rozando la bipolaridad, si me permiten ser extremista, con tal de encontrar el lugar justo en el que a uno lo dejen trabajar en lo que ama, sin dudas que entre otras cosas, estos factores te puede llevar a cambiar de intermediario como de calzón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario